sábado, 27 de septiembre de 2008

Consejo romántico número 260. En gran medida depende de ti...

Buenas madrugadas. En esta ocasión, una obligación profesional me ha impedido llegar a tiempo, así que decidí dejarlo para mañana. Pero como no podía conciliar el sueño, he resuelto escribir un poco. Hoy te contaré una historia... Con permiso:

Jorge cogió el teléfono y llamó a su amigo Carlos. Pero le contestó una señorita muy agradable con una voz muy dulce diciendo:

- Hola.

- Hola. Veo que no eres Carlos –replicó el chico.

- Efectivamente, no soy Carlos. Ja ja ja.

- Es una pena que esto sea un error, porque tienes una voz preciosa y una sonrisa encantadora.

- ¡Vaya!, muchas gracias.

- Bueno, lo siento, ¿eh?

- No importa. Buenas tardes.

- Buenas tardes.

Jorge se quedó mirando su teléfono durante unos segundos con cara de pasmado. Y cuando volvió del limbo, miró la tarjeta de su amigo, que había cambiado recientemente de número de móvil, y comprobó aturdido que ciertamente había traspuesto las dos últimas cifras de dicho número.

Después de hablar con Carlos volvió a mirar en la lista de llamadas enviadas el número al que por error había llamado unos minutos atrás, y sin dudarlo lo grabó en su agenda de contactos.

Al cabo de dos días, Carlos se armó de valor y sin prepararlo siquiera volvió a marcar el teléfono errado.

- Hola –contestó ella.

- Hola. Veo que sigues sin ser Carlos.

- Ja ja ja. No, no soy Carlos. Y me temo que por ahora no va a venir por aquí.

- Y si no eres Carlos... ¿quién eres entonces?

- ¿Pretendes que le diga quién soy a un desconocido?

- Bueno, yo soy Jorge, y precisamente te pregunto tu nombre para que dejemos de ser dos desconocidos.

- Ja ja ja, qué simpático eres Jorge.

- ¿Te han dicho alguna vez que tienes una sonrisa muy bonita?

- Si, precisamente hace un par de días me lo dijo un chico muy majo...

- Entonces... ¿me vas a decir cómo te llamas?

- Me llamo María. Encantado Jorge.

- Encantado María. Hasta pronto –se despidió Jorge sin querer seguir tentando a la suerte.

- Hasta pronto –repitió María.

Y mientras ella sonreía, decidió grabar también el número de teléfono de Jorge en la agenda de su teléfono.

Jorge volvió a editar el registro que dos días atrás había guardado en su móvil, y cambió “Dulce voz” por “Dulce María”.

Nuevamente a los dos días, Jorge volvió a llamarla.

- Hola. No soy Carlos -contestó la chica al ver que se trataba de Jorge.

- Ja ja ja. Hola María –saludó él, sonriendo.

- ¿Qué tal Jorge?

- ¡Vaya!, me halaga que me hayas fichado en tu agenda.

- Sí, lo hice porque veo que sigues empecinado buscando a tu amigo Carlos.

- No, ya no lo busco a él. Ahora te busco a ti.

- ¿Y eso?

- Pues ya ves. Siento mucha curiosidad –continuó diciendo Jorge.

- ¿Sí?

- Ahá.

- ¿Y qué es lo que te intriga tanto?

- Por ejemplo... ¿Tienes pareja?

- ¡Vaya!, un poco indiscreta tu pregunta, ¿no?

- Bueno, realmente la indiscreción está, en todo caso, en tu repuesta, ¿no crees?

- Tienes razón. Pues no, en estos momentos no tengo pareja –contestó María.

- Pues créeme que no lo siento.

- Ja ja ja. ¿Y tú, tienes pareja?

- Si la tuviera, no estaría buscando a Carlos... –contestó él, sonriendo.

Esta conversación duró algunos minutos más. María realmente si tiene pareja. Sale con Juanjo desde hace poco más de seis años, pero desde hace unos cuatro, lo más apasionante que le ha pasado a María ha sido las llamadas erróneas de Jorge. Por eso le mintió diciéndole que estaba sola, para que esta situación no se acabara tan pronto.

Esta historia no es real, es inventada. Y cualquier parecido con la realidad es sólo una coincidencia. Sin embargo, tiene una lectura clara... No permitas que un simple error sea más apasionante que lo que tú le proporciona a tu pareja. No permitas que una llamada de un tal Jorge (o de una tal Jorja) sea más deseada que tu propia llamada. De ti depende, en gran medida, que cuando a tu pareja le pregunten por su situación romántica, conteste refiriéndose a ti y no te oculte ni te reniegue. En gran medida depende de ti...

Hasta mañana, que no es mañana, sino hoy mismo. Gracias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero bueno Manu,a esas horas desvelado?Bueno...al menos ha servido para que no faltes a tu cita y nos cuentes una historia más,que por cierto...mira que suerte tuvo ese tal "jorge" jajaja.Encontró una bonita voz por equivocación y consiguió que le escuchase.Me gusta esa historia,ojalá todos alguna vez encontrasemos esa voz detrás del teléfono dispuesta a escucharnos,y porqué no?a ser escuchada.Por cierto pido perdón,pués creía que no me dejaba publicar mis comentarios y ala!!!!dos a la vez en el consejo anterior,lo siento.La verdad que hoy por fin puedo escribir un poquito más tranquila,como creo que os dije estoy pasando unos días un poquito chungos y no puedo escribir,pero si saco un huequecito para leer.Mis chic@s..me encanta estar aquí con vosotr@s.Mariajo,bienvenida!Besitos para todos.Hasta mañana.

Anónimo dijo...

Vaya Manu.

Me has puesto los pelos de punta ...
La historia no es que sea las más bonita que he leido hasta ahora, pero su moraleja si que lo es.
Puede que me sienta identificada con esto, no por que me llame nadie erroneamente, sino porque es cierto que las llamadas de mi pareja no causan ese hormigueo del principio en mi estomago ....
Pero bueno, nunca es tarde para jugar un poco jejejejeje.

Besito