Unos días antes de cada fecha célebre en la vida de Mayte (cumpleaños, onomástica...) se encarga de recordarle a Miguel que no es necesario que le regale nada. Además, ella siempre le recuerda que no necesita nada más que su Amor incondicional. Y como ya hemos comprobado en todas las historias de Mayte y Miguel, el Amor incondicional que sienten mutuamente es más que evidente. Sin embargo, aunque Miguel prefiere ser detallista y romántico cada día sin ningún motivo especial, siempre le gusta tener algún pequeño detalle en los días significativos.
Recuerdo que antes de uno de los últimos cumpleaños de Mayte, él no estaba seguro de qué regalarle, porque efectivamente ella tiene todo lo que una mujer de su edad puede desear. De todos modos, ella tampoco necesita mucho para ser feliz. Sin embargo, Miguel tuvo una gran idea: contactó con la mamá de ella y le preguntó si había algo que Mayte siempre quiso tener pero que nunca tuvo. Al principio, lógicamente, a la suegra de Miguel no se le ocurría nada, pero al cabo de un rato pensando... ¡Eureka!, recordó que cuando Mayte era niña siempre quiso jugar con los recortables de muñecas. Aquellos entrañables recortables con los que las niñas de la época de Mayte se divertían vistiendo y desvistiendo a las muñecas de papel que ellas mismas recortaban con las tijeras, también conocidas con el nombre de “mariquititas”.
Sin duda, era uno de los juguetes más populares paras las niñas españolas de las décadas de los 50, 60, 70 y 80. Sin embargo, a la mamá de Mayte le daba tanto miedo que ella jugara con tijeras, que nunca le compró las mariquititas. Mayte nunca pudo cumplir su ilusión de cambiar de ropa a sus propias muñecas. Se tenía que conformar con jugar con las de sus amiguitas. Ellas jugaban a vestirlas para cada ocasión: si hacía frío, les ponían un abrigo, una bufanda y unas botas; si hacía calor, una faldita corta, una camisita y unas zapatillas...
Miguel sonreía mientras su suegra le contaba cosas sobre este simpático juguete. Sin duda, él quería sorprender a su chica con este inesperado regalo. Estas muñecas de papel se vendían en aquellas épocas en los kioscos, en las papelerías, en las jugueterías y hasta en los puestos ambulantes de las ferias. Sin embargo, en la actualidad no es nada fácil encontrar las originales, las genuinas de la época. No obstante, Miguel se empeñó en hallarlas, así que se puso a buscar en Internet y por fin las localizó. Hizo bueno el dicho que reza: “si quieres, puedes”. Le compró a Mayte un montón de mariquititas clásicas con sus vestiditos y complementos. Además, le compró unas tijeras infantiles, como la que su mamá no le dejaba usar cuando era niña.
Imagínate cómo reaccionó Mayte cuando abrió aquél regalo de Miguel. Ella, naturalmente, no sólo apreció el simple detalle, sino el hecho de que él se preocupó por averiguar lo que realmente podría hacerla feliz y marcara una diferencia.
¿Qué te parece más romántico, un puñado de muñequitas de papel o un perfume importado que, a veces, hasta hay que pagarlo a plazos con la tarjeta de crédito...?
En fin... Hasta mañana. Y gracias por seguir ahí, y por vuestros comentarios y correos que me mandáis a través del formulario que hay bajo mi fea foto.
Ya sólo faltan 31 días para el primer Fin de Semana Romántico (pincha aquí).
Recuerdo que antes de uno de los últimos cumpleaños de Mayte, él no estaba seguro de qué regalarle, porque efectivamente ella tiene todo lo que una mujer de su edad puede desear. De todos modos, ella tampoco necesita mucho para ser feliz. Sin embargo, Miguel tuvo una gran idea: contactó con la mamá de ella y le preguntó si había algo que Mayte siempre quiso tener pero que nunca tuvo. Al principio, lógicamente, a la suegra de Miguel no se le ocurría nada, pero al cabo de un rato pensando... ¡Eureka!, recordó que cuando Mayte era niña siempre quiso jugar con los recortables de muñecas. Aquellos entrañables recortables con los que las niñas de la época de Mayte se divertían vistiendo y desvistiendo a las muñecas de papel que ellas mismas recortaban con las tijeras, también conocidas con el nombre de “mariquititas”.
Sin duda, era uno de los juguetes más populares paras las niñas españolas de las décadas de los 50, 60, 70 y 80. Sin embargo, a la mamá de Mayte le daba tanto miedo que ella jugara con tijeras, que nunca le compró las mariquititas. Mayte nunca pudo cumplir su ilusión de cambiar de ropa a sus propias muñecas. Se tenía que conformar con jugar con las de sus amiguitas. Ellas jugaban a vestirlas para cada ocasión: si hacía frío, les ponían un abrigo, una bufanda y unas botas; si hacía calor, una faldita corta, una camisita y unas zapatillas...
Miguel sonreía mientras su suegra le contaba cosas sobre este simpático juguete. Sin duda, él quería sorprender a su chica con este inesperado regalo. Estas muñecas de papel se vendían en aquellas épocas en los kioscos, en las papelerías, en las jugueterías y hasta en los puestos ambulantes de las ferias. Sin embargo, en la actualidad no es nada fácil encontrar las originales, las genuinas de la época. No obstante, Miguel se empeñó en hallarlas, así que se puso a buscar en Internet y por fin las localizó. Hizo bueno el dicho que reza: “si quieres, puedes”. Le compró a Mayte un montón de mariquititas clásicas con sus vestiditos y complementos. Además, le compró unas tijeras infantiles, como la que su mamá no le dejaba usar cuando era niña.
Imagínate cómo reaccionó Mayte cuando abrió aquél regalo de Miguel. Ella, naturalmente, no sólo apreció el simple detalle, sino el hecho de que él se preocupó por averiguar lo que realmente podría hacerla feliz y marcara una diferencia.
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