lunes, 15 de septiembre de 2008

Consejo romántico número 249. Si lo haces con tus manos y con mucha imaginación e ilusión, le encantará...

Ayer ofrecí una sugerencia romántica especial para hombres... Y esta mañana, cuando me miré al espejo, me dije algo así como: “Eres un estúpido mach...”. Menos mal que antes de terminar la frase conseguí taparme la boca, porque no permito que nadie con perilla me llame “machista”.

Y para colmo, terminé con la propuesta de regalar margaritas violetas. Pero lógicamente, esto si que no iba dirigido sólo a ninguno de los dos sexos... Es más, ¿quién ha dicho que regalar flores es exclusivo del sexo masculino? No obstante, hay que reconocer que no es muy habitual que las mujeres nos regalen flores.

Estoy seguro de que algunas lectoras pensarán que ellas lo han hecho muchas veces y que lo seguirán haciendo muchas más. Pero claro, yo no me refería a ellas, sino a las mujeres que nunca, o casi nunca, lo han hecho. Y para ellas va la sugerencia de hoy, empalmando y complementando la de ayer. Sorpréndelo enviándole flores a su casa, o mejor aún a su trabajo. Y sin son especiales, mejor que mejor.

¿Y qué son flores especiales? Me pregunto a mí mismo. Pues... por ejemplo, las flores hechas con las propias manos; o flores negras, olvidando las connotaciones que pudiera tener ese color; o flores hechas con globos; o flores que venden en algunas floristerías y que no se marchitan nunca, y cuyo nombre ahora no recuerdo (ideales para los varones, que generalmente no hemos solido tener la costumbre de regar las plantas)...

Sugerencia: hazle unas florecitas de papel de colores con tus propias manos, y escóndeselas en cualquier parte de la casa. Cuando llegue del trabajo haz que encuentre un papelito en algún lugar, en la mesa por ejemplo, con alguna adivinanza, para que cuando la descubra tenga que ir a alguna parte, a la habitación por ejemplo, y allí encuentre otro papelito con otra adivinanza que le lleve a otro lugar y así sucesivamente hasta que llegue al sitio en cuestión y encuentre sus flores de papel. Te aseguro que hasta al hombre más “sieso” de España le hará sonreír, le hará sentirse bien, le hará saber que te importa mucho, y te lo agradecerá... Hazlo, pruébalo, y si no te funciona te regalo unas flores de papel...

Hasta mañana. Muchas gracias.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Llevo media hora escribiendo y se me ha ido todo al garete, a ver si puedo otra vez.
Hay un comentario en el consejo 247, del sábado, que me figuro que nadie ha contestado porque no merece contestación, pero como hay muchas personas que piensan que quien calla otorga, yo, con vuestro permiso no me voy a callar.
Lo primero es que no sé que tiene que ver la historia de Manu con la que ella cuenta, bueno las dos trabajan en la banca, eso es lo único en común.
Por supuesto que las mujeres no son estatuillas, ¿alguien que se asoma por esta página lo ha pensado alguna vez? Ahhhh, que es el autor de esta página el que lo piensa, ese tal Manu. Ya, ya, ya, yo me estaba dando cuenta que menosprecia a las mujeres, pero creía que no iba a llegar a tanto.
“No son estatuillas a las que adorar”. Ya hemos dejado claro que la mujer no es un objeto, estatuillas en concreto, ¿Hay que adorarlas? Bueno, yo no sé si la que escribe el comentario la adora alguien, seguro que sí, aunque ella diga lo contrario, en el fondo seguro que es adorable para alguien. Yo adoro a dos mujeres, y las adoro porque son ADORABLES.
“La frontera entre el romanticismo y obsesión malsana es muy delgada” No sé como decirte lo que pienso sin que te ofendas, que por supuesto no es mi intención. No te conozco, no sé lo que has vivido, pero creo que confundes el romanticismo, con querer a una persona. El romanticismo no es agasajar a una mujer con infinidad de regalos, o estar junto a ella todo el día, o pregonar a los cuatro vientos lo que la quieres. Vamos a ver entre el romanticismo y la obsesión malsana,como tú llamas, como mínimo hay muchas fronteras, no se puede pasar de una cosa a otra de la noche a la mañana, no hay nada más lejos entre las dos cosas, si es que se puede pasar de una a otra, que lo dudo.
Bueno dejando ya el tema, ahora voy con Manu, ese que menosprecia a las mujeres y que todavía no sabe lo peligroso que es el romanticismo. Sí existen las margaritas lilas, nosotros las hemos tenido en el jardín, son de vivero y seguro que son una mutación rara que hacen en los laboratorios. Son muy bonitas, pero no creo que más que las auténticas, las de siempre, solo que son más raras, y ya sabes que la novedad llama la atención.
Pensando, pensando, creo que jamás me han regalado flores, a ver si tu amiga lee este consejo.
Hasta mañana amigo/s/as
Alberto

Anónimo dijo...

Buenos dias.

Cuanto me gusta leerte Manu, pero hoy tmb he de decir que me alaga leer a Alberto una vez más.
Tienes mucha razón Alberto ... yo digo leyendo a Manu porque ha exo de lo simple, lo más hermoso y de lo menos romantico lo especial. El que piense en obsesión o que es una estatuilla ... se confundió de blog jejejeje.

Donde estan las niñas del blog jejejeje

Besito

Anónimo dijo...

Holaaaaa!

Alberto etoy totalmente de acuerdo contigodesde el primer consejo Manu nos a enseñado a tratornos por igual mujeres y hombres, el romanticismo es totalmente todo lo contrario de lo que piense esa persona q escribio el comentario.
Manu ahora que lo dices yo jamas le he regalado un flores a mi chico pero no estaria nada mal ahora que el viernes es su cumple y nos falta justamente un año para casarnos

Muchas gracias Manu besitos a todos en especial para Alberto y
Emi y para vuestros niños de (Mercedes y Sergio)
Mercedes.