martes, 23 de septiembre de 2008

Consejo romántico número 257. Cómo seguir aumentando el placer en la relación sexual...

Tal y como acordamos ayer, hoy continuo con este agradable, pero difícil asunto...

Ayer quedamos en algunas cosas:

- hacer el amor es una habilidad que puede aprenderse y mejorarse;

- no conocer el propio cuerpo y las técnicas amorosas, limitan la posibilidad de gozar adecuadamente del sexo;

- hacer el amor puede consistir simplemente en besar, acariciar y abrazar a la persona amada, sin necesidad de que haya penetración, orgasmo o eyaculación;

- es necesario tener muy claro lo que se desea y lo que se valora en el sexo `para que sea satisfactorio y, lógicamente, hay que decírselo a la pareja sin rodeos;

- si la vida sexual no marcha bien en la pareja hay que esforzarse por solucionarlo de forma inmediata;

- para disfrutar de una satisfactoria vida sexual es necesario romper con las ideas erróneas, con las opiniones equivocadas y con las actitudes desacertadas sobre el sexo, que a lo largo de nuestra vida hemos adquirido.

Y hoy, vamos a continuar... Y lo haremos en primer lugar con algo sobre la comunicación en el sexo.

Como decíamos ayer, hay personas que, en las ocasiones en las que estás sometidas a mucho cansancio o estrés, suelen privarse del sexo porque el deseo sexual suele disminuir, así como el propio placer. Y como muchas veces no se dan cuenta de lo estresados que están ni de cómo eso va mermando sus energías, tampoco relacionan una cosa con la otra... Por eso, es necesario prestar atención a cualquier causa que pudiera estar disminuyendo el deseo sexual o el placer.

La mayoría de la gente cree que su pareja sabe (o debe saber) instintivamente lo que le satisface sexualmente sin necesidad de tenérselo que decir. Sin embargo, a menos que la pareja sea adivina (con lo cual sería también hiper-ultra-mega-super-millonaria), es necesario hablar de sexo con la pareja para que el deseo y el placer sexual sean satisfactorios.

Teóricamente, todo debería ser de un modo espontáneo, mágico, sin problemas, sin palabras. Pero, a menos que se exprese de forma inequívoca lo que realmente se desea y se prefiere, nadie tendrá una idea clara de lo que a su pareja le gusta o le disgusta. Muchas veces se teme o se duda en preguntar directamente a la pareja qué le gusta, qué le excita, si le apetece hacer el amor ahora mismo... Por otro lado, muchas parejas pasan más tiempo hablando de cuestiones prácticas menos importantes (qué comprar, dónde, cuándo...) que de lo que quieren, necesitan y sienten respecto del sexo.

Por supuesto que no es fácil ni cómodo hablar de sexo con la pareja, y me refiero al principio, pero aún cuando sea difícil, siempre hay que aprender a hacerlo. Pedir lo que deseas es la única manera de asegurar que lo recibirás.

Incluso cuando al principio de la relación el sexo es apasionado y placentero, es fácil caer en la monotonía y en el sexo mecánico que caracteriza a muchas relaciones estables. No obstante, nunca es tarde para hacer resurgir la Magia del Amor y del Romanticismo si se consigue que el sexo satisfactorio sea una prioridad en la vida de la relación, añadiendo algo de sorpresa.

Lógicamente, si la pasión ya no es lo que era al principio, aspectos como la ternura, los gestos de amor y de dulzura, y el cuidado por la otra persona también deberán recuperarse nuevamente.

¿Y cómo podemos poner todo lo anterior en marcha y de forma práctica?

Por ejemplo, para no tener que afrontar el trago de hablarlo de forma directa, al principio, podéis hacer de forma individual una lista con las diez cosas que más os excitan. Después, haced una lista de las diez cosas que más os desaniman. Y luego, compartir vuestras listas. Escuchad muy atentamente los sentimientos de la pareja. Y tras haber explicitado cada uno vuestras respectivas preferencias sexuales, llegad a acuerdos consensuados.

La satisfacción sexual depende en gran medida de la excitación. Por eso, la estimulación física de todo el cuerpo es imprescindible, no sólo la de los genitales y zonas erógenas.

La sensualidad incluye los cinco sentidos: el sabor de un beso, el olor característico de una persona, la visión de un cuerpo que atrae, el sonido de una respiración que se acelera, el tacto de una piel cálida. Presta atención a todos tus sentidos. Todas estas sensaciones placenteras se pasan por alto cuando el objetivo del sexo se centra únicamente en el coito y en la prisa por alcanzar el orgasmo.

En fin, una vez más, sé que muchas y muchos no han aprendido nada nuevo, por eso, ojalá no dejen de seguir practicando todo esto que es tan importante como ya ellas y ellos saben...

Hasta mañana, y muchas gracias una vez más.

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