viernes, 4 de abril de 2008

Consejo romántico número 94. Una doble sorpresa...

Las que me seguís y los que me seguís desde el principio seguro que echáis de menos a Mayte y a Miguel, ¿verdad? Desde el jueves 7 de febrero (consejo romántico número 37) no hablo de ellos. Y hoy precisamente una encantadora lectora me ha pedido que vuelva a contar alguna historia de esta pareja de enamorados.

Miguel tiene un horario de trabajo muy complicado, incompatible con el de su chica. Por eso, a pesar de que a él le encantaría ir a recogerla cada tarde al trabajo, no puede hacerlo, porque termina en la oficina una hora más tarde que ella. Pero Miguel siempre que puede hace los ajustes necesarios para lograr escapar antes y poder sorprenderla, esperándola a la salida de su trabajo. A veces para ir a comer juntos, otras veces por la tarde, al final de la jornada, y aprovechan para pasear y contarse los avatares del largo día de trabajo.

Ayer jueves él se presentó por sorpresa a las 14,00h y la recogió en la puerta del trabajo. Después del amoroso beso de tornillo que se dieron y que duró más de un minuto, Miguel, como siempre, y como no podría ser de otra manera, le abrió la puerta del coche a Mayte. Ella, a pesar de que Miguel seguía teniendo este detalle desde el primer día, no se acababa de acostumbrar y cada vez le hacía más ilusión... Él arrancó el coche y se marcharon.

Miguel le dijo a Mayte que antes de ir a comer tenía que pasar por un sitio a recoger un documento importante. Y al cabo de 15 minutos por fin llegaron. Él aparcó el coche al lado de un parque muy grande en el que había mucho césped. Ella se extrañó, porque aparentemente allí no había ningún sitio donde recoger ningún documento. Efectivamente, una vez más, ella no se dio cuenta de que se trataba de una de esas jugadas de despiste de Miguel.

Cuando él se bajó del coche abrió el maletero y de allí sacó una cesta y una manta. Cogió a Mayte de la mano, y sin decirle nada (realmente no hacía falta decir nada) se dirigieron hacia el parque, y en una zona bonita, tranquila y discreta extendió la manta. Puso encima la cesta. En ella, Miguel había metido todo lo necesario para un picnic: sándwiches, quesos, pan, frutas, galletas, chocolates, los refrescos preferidos de ella, una botella helada de Lambrusco y algunas cosas más. Todas ellas del gusto de Mayte.

Imagínate, lo pasaron de miedo. Qué pena que a las 16,30h ella tenía que volver al trabajo, pero ayer por la tarde Mayte trabajó muy feliz, con una sonrisa permanente en su cara...

Hasta mañana. Y gracias.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también los había extrañado mucho... gracias por traerlos nuevamente al blog!!! y no los dejes irse tanto tiempo...

Silvia (Colombia)

Anónimo dijo...

Son los detalles como estos que me hace extrañar tener una pareja. Pero solo por el momento eh.... Ya que sigo muy contenta de soltera, lo que me eh propuesto estar un buen rato.

Creo haré un picnic para mi y alguna amiga o hermana, suena relajante, y buen tiempo para platicar.

Anónimo dijo...

Qué bonito detalle... Ese picnic preparado especialmente para tí, cuidando cada detalle, mimándote, amoldándose tu pareja a tu horario... Después de este ratito juntos... ya pueden venir horas de trabajo! que ni el jefe más borde lograría quitarte la sonrisa de los labios, y mucho menos del corazón...