sábado, 9 de agosto de 2008

Consejo romántico número 215. Para los que no somos excesivamente guapas ni sobradamente guapos...

Ayer os comenté que me voy a centrar también en los singles porque entre las lectoras y los lectores de este blog también hay mucha gente que no tiene pareja. Pues bien, hoy quiero hablar un poco sobre cómo halagar y piropear a la pareja o a una persona a la que queremos conquistar.

Durante la etapa de la conquista, las palabras son una potente arma de seducción, que nada tiene que envidiar ni al mejor ni al más caro de los perfumes. Qué otra explicación puede tener que los que no somos guapos hayamos podido conseguir alguna vez embelesar a alguien que nos interesaba. Pues claro... con nuestra dialéctica (que no es lo mismo que verborrea...). ¿Con qué si no...?

No hay hombre ni mujer encima de la Tierra que se resista ante un piropo, ante un cumplido o un halago. Por supuesto, cuando éstos son sinceros y salen del corazón de la persona que los regala.

Algunas personas son más difíciles de cautivar o deslumbrar, pero al final, todas y todos, acabamos siendo acorralados por los elogios y los agasajos.

No obstante, es conveniente diferenciar en este punto a los piropos propiamente dichos de los halagos improvisados en cada momento y para cada persona. Un piropo tiene mucho que ver con la rima de las palabras, con las comparaciones y con las exageraciones sobre la belleza de una persona. Son poco espontáneos, ya que no son improvisados, sino que ya fueron creados antes por alguien. Ni que decir tiene que, a veces, pueden resultar incluso ofensivos y significar al machismo o la dominación simbólica del hombre frente a la mujer. A veces, incluso pueden entenderse como acoso sexual. Pese a todo, los piropos también pueden llegar a ser tan agudos y tan originales que podrían llegar a considerarse como un subgénero popular, como lo son los refranes, las sentencias, las máximas o los aforismos.

Por tanto, la finalidad de un piropo es halagar a una persona, pero hay muchas a las que no les gusta que se les diga frases tan trilladas y tan comunes. Por eso, la mejor manera de acertar es creando los propios halagos usando la creatividad y la habilidad de la que venimos provistas y provistos de serie.

Permíteme que te exponga algunas premisas a tener en cuenta para construir tus propias frases halagadoras, para tu pareja, o para la persona a la que quieres seducir y cautivar:

- piensa en algo que no se lo dirías a nadie más que a esa persona tan especial como es tu pareja, o tu deseada y futurible pareja;

- no exageres con tus halagos. Lo que no suene o resulte sincero y parezca exagerado producirá el efecto contrario al que deseas;

- si todavía no es tu pareja, no hagas excesivos halagos sobre su ropa, accesorios u otras pertenencias, como su coche, su casa, su trabajo... Eso podría demostrar que tienes más interés en su economía que en la propia persona en sí. No sólo debes ser buena o bueno, sino más importante aún: debes parecerlo;

- no la compares con actrices ni actores ni cantantes ni personas famosas o populares; puede que la persona con quien la compares tenga un defecto que ella o él aborrezca;

- no abuses de los halagos, a veces, hacerlo muy seguido puede resultar cansino, poco sincero y estropear la interesante conversación que estéis manteniendo. No obstante, aprovecha las oportunidades que la otra persona te brindará continuamente. Por ejemplo, si te pregunta: “¿Has visto que noche más agradable hace?”; tú puedes contestarle con creatividad y picardía: “Pues... no me había dado cuenta, porque cuando miro tus ojos, todo me pasa inadvertido”.

- fíjate en sus ojos, en sus labios y en sus cabellos. Normalmente, está acostumbrada o acostumbrado a que los demás siempre se fijen en su culo y en otras partes nobles...

- y si es vuestra primera cita y ella es chica, no halagues demasiado las partes de su cuerpo que están debajo de su cuello, porque podrías dar la impresión de que sólo quieres una cosa de ella...;

- puedes usar a otras personas para que te ayuden con los halagos. Siempre da buen resultado. Por ejemplo, dile al camarero: “Lo siento, pero todavía no he mirado la carta, porque me distraigo mirándola... ¿A que es la mujer más bonita que ha estado en este restaurante?”.

En fin, lo importante es, como ya he dicho en otras ocasiones, que seas única o único y diferente, en todo. Si eres igual a lo que ya conoce, ¿por qué y para qué te iba a elegir a ti?

Buenas noches, y gracias por tu visita. Mañana volveré con alguna otra sugerencia romántica.

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