sábado, 2 de febrero de 2008

Consejo romántico número 32. ¡El Romanticismo es la “leche”...!

Los teléfonos de la oficina no dejaban de sonar. Como cada final de mes, los clientes eran más exigentes. Mayte y todos sus compañeros de la oficina estaban muy agobiados y estresados porque en esas fechas el trabajo aumentaba y se acumulaba. Incluso a Mayte, tan simpática y agradable, le costaba sonreír en jornadas como éstas. El ambiente era tan tenso y espeso que se podía cortar con una navaja...

A eso de las 12 del medio día llegó el joven mensajero con los habituales paquetes que siempre dejaba en la mesa del recepcionista de la puerta. Pero esta vez, portaba un paquete más. El repartidor le advirtió a Javier, el recepcionista, que ese sobre era para Mayte. Javier le señaló quién era ella y el mensajero se lo entregó personalmente, porque debía firmar el albarán de entrega.

Mayte no esperaba ningún paquete. Cuando ella realizaba alguna compra por Internet siempre pedía que la entrega se la hicieran en la oficina, porque en horario laboral no había nadie en casa. Pero últimamente ella no había comprado nada por la red, de ahí su extrañeza.

Estaba tan impaciente que desgarró la bolsa en la que venía el misterioso sobre. Éste era de tamaño A5, es decir, era la mitad de una hoja A4. En el remitente no ponía nada, y en el anverso ponía con letra a mano pero poco familiar: “Para Mayte”.

Lo abrió con cuidado y dentro había cuatro trozos de cartulinas de color pastel con la forma de piezas de puzzle. Lógicamente, un rompecabezas de cuatro piezas era muy fácil de montar, y cuando lo hizo en el se leía: “En este preciso momento estás pensando en mí. Yo, en cambio, no puedo sacarte de mi mente... Te adoro, Mayte”. Esta letra sí era fácil de reconocer. Se trataba de Miguel, ¿quién si no?

Mayte emocionada se olvidó por dos minutos de dónde estaba y llamó sin pensárselo a su chico. La conversación fue preciosa, pero por respeto a la intimidad de ellos prefiero obviarla. Lo cierto es que a partir de ese momento, Mayte no dejó de sonreír durante el resto de la jornada, y pronto toda la oficina se contagió de su entusiasmo...

Y es que el Romanticismo es la “leche”...

Mañana te espero con más consejos románticos. Mientras tanto, gracias por estar ahí. Y como agradecimiento, te pido que veas y escuches el siguiente video. Fliparás como yo lo he hecho, créeme. Pon alto el volúmen de tus altavoces.


5 comentarios:

Unknown dijo...

Sólo puedo decir que la dulzura de la musica, no debe, TIENE, que contagiar nuestras palabras de amor y suavizar nuestros gestos convirtiendolos en dulces caricias.

Anónimo dijo...

Buenas... He llegado a la oficina y lo primero que he echo antes de que mis compañer@s llegasen es abrir tu blog Manu. Este finde me ha sido imposible, he reeleido tu libro y puesto en marcha algunos de tus consejos y que decir ... que no he tenido tiempo ni ganas de abrir el pc. Aunque eso sí impaciente por ver tus consejos que como siempre son estupendos. Gracias por seguir ahí!!

Anónimo dijo...

Joder!! Pues si que nos lo pones dificil eh!! Tendré que tomar buena nota de todo lo que dices... un saludo

Anónimo dijo...

Joder!! Pues si que nos lo pones dificil, tendré que tomar buena nota de todos tus consejos. Un saludo

Anónimo dijo...

El video ... precioso...
Yo creo que reboso enterita si la persona a la que quiero con toda mi alma me hubiese hecho eso...o algo similar... Pero quizás es que sería más feliz de conformarme con lo que me dió...ese amor a su medida... pero qué lessshes...yo soy luchadora y exigente (tanto como conmigo misma) y pienso que son NECESARIOS gestos que le hablen al otro de la sorpresa del Amor...y le llenen el día hasta contagiar...
GRACIAS