miércoles, 27 de febrero de 2008

Consejo romántico número 57. No cuesta nada...

Desde el sábado 2 de febrero (consejo romántico número 32) no te cuento ninguna historia romántica. Y han sido cinco chicas las que en los últimos días me han pedido que cuente un relato que han leído en mi libro, y me sugieren que la comparta con las lectoras y los lectores que no han leído todavía el libro.

La historia dice así:

Él estaba en paro. Un problema con su jefe directo le hizo tener que abandonar su empleo. Así llevaba un mes y una semana. Pero cada mañana salía a la calle en busca de trabajo como hasta hace poco salía en busca de clientes, cuando trabajaba como vendedor de telefonía móvil.

- Maldita sea –pensó él–. ¿Por qué he tenido que quedarme en paro justo a principios de año?

Queda sólo un día para el 14 de febrero, día de los enamorados. Y a él no le quedaba dinero para hacerle un regalo a su chica. Ella, para colmo, lo culpa a él de esta situación en la que se encuentra. Aunque la culpa es de su ex jefe.

Él pasea ahora por el centro de la cuidad, y en cada escaparate por el que pasa se queda mirando rabioso, porque no puede comprarle ninguno de esos preciosos detalles que están expuestos de forma tan atractiva en las tiendas. En condiciones normales él le habría comprado unos zapatos. A ella le chiflan los zapatos, y sobre todo los caros... Pero esta vez resultaba imposible.

Esa noche, él puso una excusa para no tener que verla. La vergüenza de saber que mañana no podría regalarle nada no le permitía enfrentarse a esa situación.

A la mañana siguiente, como cada mañana, él le mandó a su novia un mensaje de texto para darle los buenos días. Y ella se extrañó de que él no hiciera mención del día de San Valentín.

Era jueves, y como cada jueves, él la recogió a las 20,00 h en la puerta de la inmobiliaria en la que trabajaba. Cuando ella entró en el coche se percató de que en el asiento de atrás había un paquete envuelto en papel de regalos. El bulto tenía un tamaño parecido al de una caja de calzados, así que ella pensó que le habría comprado, como de costumbre, unos zapatos bonitos y caros.

Cuando llegaron a la calle en la que vive ella, él aparcó su coche, y al bajarse, recogió la caja del asiento trasero, y le dijo:

- Esto es para ti cielo.

Ella sonriendo, lo cogió y se sorprendió de que la caja pesara muy poco. Tan poco, que al agitarla disimuladamente apreció que dentro no había nada. Ella estaba deseando llegar a casa para abrir aquel misterioso paquete.

Cuando subieron, él se despojó de su abrigo y se fue al baño para lavarse las manos. Tenía el hábito de lavarse las manos cada vez que llegaba de la calle.

Mientras él se secaba, ella estaba en la puerta del baño con los brazos dispuestos en forma de jarra, con una postura de piernas muy retadora, con cara seria, y descargando la rabia que tenía contenida durante el mes y la semana anteriores, le espetó:

- ¿Qué tipo de broma es esta?

Él se dio la vuelta con lágrimas en sus ojos y le dijo:

- Mi vida, lamento mucho mi situación actual, y siento no haberte podido regalar otra cosa, pero esa caja no está vacía. Le puse más de doscientos besitos de amor hasta que se llenó.

Ella se quedó conmovida, cayó de rodillas, abrazó a su novio y con humedad en sus ojos le pidió que la perdonara por su desconsiderada reacción.

Quince años después, ellos siguen juntos, casados y con una parejita de mellizos de 13 años.

Se dice que, aunque ella no conserva ninguno de los zapatos caros que él le regaló cada 14 de febrero, sí conserva la cajita azul llena de besitos en el fondo de su armario... Y cada vez que se siente desanimada mete su mano en la caja azul y saca un beso imaginario de su marido.

Moraleja: ser romántica o romántico y emocionar a la pareja no cuesta dinero.

Por cierto, mañana a las 13,00h tengo una entrevista de radio en Onda Cero Cádiz. En unos días la colgaré en la web www.tumejorversion.com junto con las demás entrevistas.

Y por la tarde, estaré aquí puntual con más consejos románticos.

Gracias y vota en la encuesta, ¿vale?

3 comentarios:

Violet dijo...

Hola de nuevo mi querido amigo,que historia tan bonita nos has relatado...que mejor regalo que un beso, en este caso miles de ellos.
Yo por mi parte los prefiero, más que si me regalan algo costoso.
Muchas gracias Manu, por seguir día a día con tú blog,por aportar ese granito de arena para que el romanticismo no decaiga.

Un besazoooo grandisimooooo

Anónimo dijo...

Hola cielete, jope Manu como me gusta que haya colgado esta historia aqui, cuando la lei en tu libro recuerdas que te comenté lo qu eme gustó...me alegro que haya más gente que te lo haya dicho igualmente,es una historia muy linda y me trae un recuerdo personal que aunque no es exactamente igual el contenido es el mismo y me parece un gesto precioso humanamente y romanticamente.
Un beso y buenas noches para todos

diclar dijo...

hola¡ soy Almudena, soy de Sevilla y tengo 19 años. La verdad es que llevo mucho tiempo visitando esta página y he leido todos los consejos romanticos, llevo mucho tiempo queriendo escribir un comentario pero nunca me he decidido. bueno la verad es que me parece increible que todavía haya personas que crean en el amor y el romanticismo con tanta certeza como tú. la verdad es que en nuestra sociedad el romanticismo, los pequeños y preciosos detalles que te ofrece un pequeño gesto de amor brillan por su ausencia. me alegra saber que existen aun personas que confian en ello. gracias y espero que te haya gustado mi comentario. repetire, xao. gracias y hasta mañana.