jueves, 3 de julio de 2008

Consejo romántico número 184. ¡Cuidado, estamos en rebajas...!

Estamos a principios de julio, y este año se han adelantado las rebajas. Millones de personas... Bueno, en esta ocasión y por culpa de la “crisis”, son algunas menos... Miles de personas se están lanzando a la calle para comprar gangas; para comprar de todo, tanto lo que no necesitan como lo que tampoco... sólo porque, aparentemente, están a un precio más bajo.

Yo, que desde hace mucho me dedico al marketing, sé que en muchas ocasiones, las habilidades y las técnicas de marketing se pueden usar para seducir en exceso a la compra innecesaria y compulsiva. Y aunque este blog trata sobre el Amor y el Romanticismo, y no sobre ninguna otra cosa, en esta ocasión no puedo evitar recomendar que se planifiquen las compras durante las rebajas. Además, es aconsejable que se compre lo que realmente se necesita y se va a utilizar. También es recomendable visitar aquellas tiendas en las que se compra habitualmente. No hay que dejarse influir por la publicidad agresiva ni por los grandes carteles. También hay que saber que existe la posibilidad de cambiar lo comprado si no satisface las expectativas prometidas. Por eso, hay que guardar el comprobante de la compra por si surge algún problema. Y por último, hay que tener mucho cuidado con las tarjetas de crédito, porque cuando pagamos con ellas, tenemos la sensación de que la cartera sigue pesando lo mismo. Sin embargo, al mes siguiente, la cuenta corriente se queda tiritando... Y si se usa la tarjeta de crédito, hay que procurar que sea sólo para aplazar los pagos, nunca para endeudarse. Y por supuesto, evita los llamados créditos rápidos, puesto que los intereses que ofrecen las entidades que los conceden son abusivos...

¿Y qué hago yo hablando de todo esto...?

Bueno, pues aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid... mi sugerencia romántica de hoy es: aprovecha estos días para adelantarte y comprarle a tu pareja eso que hace unas semanas no se compró (o no lo compraste) porque el presupuesto no daba para excesos.

Por ejemplo, hace unas tres semanas, Mayte iba de compras con Miguel por un centro comercial, y pasaron al lado de una tienda de moda femenina. Mayte se quedó prendada de un vestido de verano que llevaba puesto un maniquí en el fondo de la tienda. Uno de esos vestidos que a ella tanto le gusta y que tan bien le sientan. De hecho, no pudo evitar entrar en el establecimiento para probárselo. Y cuando vio el precio, sintió tanta frustración que ni si quiera se lo probó. No era barato precisamente.

Como ya comentamos el pasado miércoles 18 de junio en el consejo romántico número 169, la “crisis” que está sufriendo la economía española está perjudicando grandemente a la buena marcha de la empresa de Miguel. Si hace sólo unos cuantos meses se hubiera producido esta misma situación, Miguel, sin poner objeción alguna, se hubiera sacado la cartera y hubiera comprado ese vestido y todos los complementos a juego de la tienda. Él siempre sucumbe ante ese gestito tan dulce que Mayte pone cuando algo le gusta de verdad... Sin embargo, ahora las cosas son diferentes: se están apretando el cinturón hasta la talla 32... Por eso, Miguel quiere comprar el vestido, pero Mayte no lo permite porque cuesta mucho dinero.

Cuando volvían al coche, ella miró con disimulo nuevamente dentro de la tienda. Miguel se percató de ello.

Ya han pasado tres semanas desde aquel día. Ella ya no se acuerda del vestido, pero Miguel apuntó en su agenda que para las próximas rebajas volvería a aquella tienda a probar suerte... Y así sucedió. El pasado martes, a primera hora de la mañana Miguel se presentó en la tienda, e hizo lo mismo que esas mujeres que entran en masa en unos grandes almacenes el día que comienzan las rebajas y que cada año se recoge en los informativos de todas las cadenas de televisión. El se apresuró hacia la tienda. Entró, y... ¡eureka! Allí estaba el vestido, sin manosear todavía y con un descuento del 50%. Que aunque seguía teniendo un precio alto, motivaba a comprarlo. Y eso hizo Miguel sin pensarlo.

Este próximo fin de semana, como casi cada fin de semana, saldrán alguna noche a cenar fuera de casa. Antes iban a buenos restaurantes. Ahora salen a tapear. Pero en esta ocasión, mientras ella se esté duchando antes de salir, Miguel le pondrá encima de su cama el vestido de estampados claritos con el cinturón azul.
Me encantaría ver la cara de Mayte...

Hoy he llegado por los pelos... Hasta mañana, y muchas gracias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

:-( espero realmente no te estes cansando de este blog... yo te extrañaría muchísimo pero los artículos de hoy y de ayer... me han hecho pensar eso...

Anónimo dijo...

Manu te presento excusas por mi comentario de ayer... cuándo leí el consejo no lei la parte de Mayte y Miguel y a mí las historias de ellos me encantan.... gracias por ellas!!!