lunes, 14 de julio de 2008

Consejo romántico número 194. ¿Es bueno convivir antes del matrimonio...?

Vaya, aunque este consejo romántico lo he colgado justamente a las 00,00h, es decir, metidos ya en el lunes 14 de julio, realmente, corresponde al de ayer domingo día 13. Pues sí, he llegado tarde por un minuto. Lo siento. Pero... más vale un minuto tarde que no llegar nunca.

Ayer traté de desmantelar un mito muy arraigado sobre las relaciones amorosas, el de pensar que a medida que la pareja se vaya conociendo con el transcurso del tiempo aumentará la facilidad para comunicarse. Pues bien, hoy quiero demoler otro mito, con el que seguro que voy a polemizar mucho, porque éste sí que está muy enraizado. Se trata de pensar que “convivir en pareja antes del matrimonio ayuda a saber si la relación será feliz una vez que se hayan casado”.

Lógicamente, yo no me atrevería jamás a decir lo contrario, ante una suposición que parece tan evidente e indudable. Sin embargo, se han hecho numerosas investigaciones que señalan que las parejas que conviven antes del matrimonio tienen más probabilidades de separarse o de divorciarse que las que “se arriesgan” a casarse antes de convivir.

Y tiene su explicación razonada. Convivir antes del matrimonio hace que el compromiso entre las dos personas se atenúe en vez de fortalecerse. Cuando una pareja convive antes de casarse, tanto si lo saben como si no, y tanto si lo quieren como si no, de forma inconsciente, posiblemente busquen convencerse de que la conveniencia es buena y de que el Amor que sienten mutuamente es muy sólido, y ambos se involucran buscando pruebas de que el matrimonio será la mejor opción, pero temiendo que no lo sea.

Para explicarme mejor, usaré una metáfora del mundo comercial: es como si se tratara de clientes que se llevan a casa el “producto para probarlo y sin ningún compromiso” y no de “compradores del producto”. Cuando a alguien le dejan que pruebe algo sin compromiso, en tanto que es sólo una prueba, no es tan exigente como si lo hubiera adquirido pagando su precio a cambio. En este caso, se es lo más exigente posible.

El hecho de que la relación no se haya formalizado por escrito, es decir, que haya esa “simplificación administrativa” cuando la pareja convive sin casarse, hace que no surja la motivación necesaria para luchar por la relación cuando la misma atraviesa por alguna dificultad. Es como si se pensara “para qué esforzarme demasiado en mejorar esta relación, si puedo huir de ella porque poco o nada me ata”. Lo malo, es que cuando se convive antes de casarse, esta forma de pensar tiende a mantenerse incluso cuando la pareja se casa. Luego se observa que una vez casados, muchos siguen siendo reacios al compromiso.

Una vez leí un libro del afamado sicólogo R. Sternberg, uno de los que dicen cosas más interesantes sobre el Amor, y hablaba del “síndrome del lobo enjaulado”, haciendo referencia a las dificultades de adaptación que tenían las personas que se casaban después de haber convivo juntos antes de la boda. Dificultades para adaptarse al nuevo rol del compromiso, ya que estaban acostumbradas a la “libertad” que suponía la convivencia sin ataduras. Decía que el matrimonio y sus exigencias son como si fuesen una jaula que incomoda y de la que se tiende a huir.

Hasta mañana, que será hoy mismo. Y que además, procuraré llegar a tiempo. ¿Que no?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que lo único que se debe valorar en una relación es que se esté enamorados y que se compartan unos objetivos, no creo que nadie piense en si firmaron unos papeles para romper una relación de pareja. Quizás por el qué dirá la familia o los demás, pero bueno no creo que sea muy lógico pensar en el qué dirán, ante un asunto tan importante.
Ahora, yo sí pienso que existe algo que une a las parejas y que hace que hagan todo lo humanamente posible para no romper la relación, y no es precisamente el matrimonio, son los hijos.
Si alguien piensa en irse a vivir junto a la persona de la que está enamorada, que ni lo dude.
Si alguien piensa en casarse con la persona de la que está enamorada, que ni lo dude.
En los dos casos, el día que ese amor desaparezca no habrá damnificados, y ellos van a rehacer su vida y se volverán a enamorar de otra persona.
Si alguien piensa en tener un hijo con la persona de la que está enamorado, mucho cuidado.
En los dos primeros casos, solo hace falta estar enamorados y con el paso del tiempo y la convivencia se van a conocer lo suficiente como para saber si es con la persona que quiere convivir el resto de su vida, si a lo largo de los meses o los años vemos que estábamos muy enamorados, pero la manera de ver la vida cada uno nos hacen incompatibles, pues lo dicho, cada uno por un lado.
Nos conocemos lo suficiente, sabemos que es lo que queremos para nuestro futuro y si seremos capaces de convivir con esa persona a pesar de nuestras diferencias, estamos más enamorados que el día que nos conocimos, pues adelante, no hay nada más bonito que tener un hijo con la persona a la que amas.
Ya sé que hay miles de parejas separadas y que los niños se han criado felices, seguramente alguno de los que estáis leyendo ahora mismo esto sois ejemplos de ello. Pero, realmente ¿no pensáis que hubieran sido mucho más felices viendo como sus padres, no la madre con Juan, o el padre con Pepi, sino sus padres son felices durante el día a día y los hacen felices a ellos?
Eso pensando en ellos, ahora el padre ó la madre, que no puede despertar cada día a su hijo y llevarlo al colegio, que no puede estar junto a él cuando está enfermo, que no puede ver ese gesto o escuchar eso que le cuenta a su hermano, y que es totalmente espontáneo e imprevisible y no se lo va a tener guardado para el fin de semana que te toca estar con ellos.
Quiero mucho a mi pareja y no sé si podría ser feliz si no estoy junto a ella el resto de mi vida.
Pero, sí estoy seguro que sería el hombre más infeliz si no pasara cada día junto a mis niños, aunque estuviera junto a la mujer más fantástica del mundo, que por otro lado no podría ser porque ya estoy junto a ella, pero vosotros me entendéis, ¿ o no?
Igual me he desviado un poco del tema del que hablaba hoy Manu, me disculpáis si es así, pero veo tantos padres e hijos infelices por no estar juntos, y simplemente por no escoger el momento para tenerlos, y ya ni digamos las parejas que deciden tener un hijo porque se llevan fatal y buscan el remedio ahí.
Y no quiero que penséis que soy un defensor de la familia como muchos que veo o escucho.Para mi la familia, puede estar formada por hombre-mujer,hombre-hombre,mujer-mujer, como si queréis homre-cabra.Lo importante es que exista amor, respeto, y que sean felices todos los miembros de la familia.Bueno no voy a empezar otra vez.
Siento de veras dar consejos,sé que nadie me los está pidiendo, muchas veces pienso que porqué no me limito a felicitar a Manu por el consejo del día y punto, pero bueno, cada cual es como es, os hablo desde mi punto de vista, quien quiera que los lea, y quien no que empiece por la firma y cuando vea la mía,! al siguiente comentario!
Que seáis muy felices
H.M.A.
Alberto

Anónimo dijo...

Yo pienso que uno lucha más fuertemente por solucionar los problemas cuando convive con su pareja ya estando casados... en cambio si no hay vinculo matrimonial la fácil "solución" es volver a vivir separados, volver a ser novios o terminar ahí...